Se conoce como cobertura a cualquier operación financiera dirigida a reducir el riesgo de un activo o pasivo financiero. El riesgo normalmente proviene de la fluctuación en precios o tipos de cambios que se dan en el futuro. La cobertura busca fijar esos precios dando certeza en ese momento, aunque en el futuro, esos precios suban o bajen. La finalidad de la cobertura es fijar y conocer el riesgo desde el momento que se cierra la operación.
Se utilizan instrumentos financieros conocidos como derivados para cubrirse. Normalmente suelen ser futuros, forwards, opciones o swaps. Según las necesidades y preferencias del cliente se puede usar una de estas opciones, o bien, una combinación de varias para lograr el objetivo deseado.
Tipos de cambio, tasas de interés, precios de azúcar, ganado, algodón, maíz, cocoa, trigo, gasolina, petróleo, gas natural, oro, plata, cobre, y una larga lista de commodities.
La especulación busca obtener una ganancia en el movimiento futuro de los precios o tipos de cambio, usando los mismos derivados. La cobertura busca dar certeza a los precios de una operación de negocio en el momento en que ésta cierra
Dependiendo de lo que se quiera cubrir (tipo de cambio, tasas de interés, precios de commodities, etc.) puede ser desde una casa de cambio, un banco o un bróker de contratos de futuros. Es necesario abrir y fondear una cuenta especial destinada para coberturas.
La cobertura como tal tiene un costo mínimo de las comisiones cobradas por adquirir los derivados financieros necesarios. Aun así, implica el desembolso de un margen por cada cobertura.
El margen es un porcentaje del monto total de la cobertura que queda como garantía en caso de que el precio de lo que se está cubriendo empiece a dejar pérdida. Típicamente esto varía entre un 5% a un 8% de margen del total de la operación que se quiere cubrir.
En operaciones de tipo de cambio normalmente se pide como mínimo $10,000 USD de operación. En otros commodities el monto mínimo es el que establece el contrato estándar del futuro.
Un asesor busca maximizar los beneficios del cliente en áreas que no son del core business del que busca cubrirse. Recomienda y revisa los instrumentos a utilizar, los márgenes exigidos, y busca minimizar las comisiones cobradas, entre otras cosas. Un buen asesor también puede dar recomendaciones de momentos y precios a los que conviene adquirir la cobertura.
Conocer los montos de la operación a cubrirse, así como las fechas en que se va a realizar o finalizar la operación. Una vez obtenido eso, contactarse con un asesor, para que le ayude a generar opciones de acuerdo a sus necesidades.